La tierra es poder: actúa ya para acabar con la desigualdad

Por Rowshan Moni, ALRD y Beth Roberts, Landesa

En el Día Internacional de la Mujer de este año, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, hizo un sombrío balance de los avances hacia la igualdad de género, señalando lo siguiente el mundo está a 300 años de conseguir la igualdad para las mujeres y las niñas. ¿Por qué? Hay muchas razones, pero destaca una: el vínculo entre la tierra, el patriarcado y el poder tiene siglos de antigüedad y está firmemente anclado. En todo el mundo, la tierra -y la riqueza y el poder que genera- pertenece y está controlada principalmente por hombres.

Las violaciones de los derechos de las mujeres a la tierra y a la herencia pasan demasiado a menudo desapercibidas. Esta discriminación está normalizada por costumbre social en aproximadamente la mitad del mundoy tiene lugar en privado, entre familias y dentro de los hogares. Aunque debemos acabar con todas las formas de discriminación, esta negación especialmente perniciosa de los derechos y las oportunidades económicas de las mujeres constituye la base de muchas otras violaciones, desde el matrimonio infantil hasta la desposesión de las viudas.

El mundo no puede esperar tres siglos para que las mujeres sean tratadas como iguales. La discriminación de género es el problema de derechos humanos más urgente de nuestro tiempo, que socava los esfuerzos para acelerar la acción climática, aliviar la pobreza, promover la seguridad alimentaria y hacer plenamente efectivos los derechos de las mujeres y las niñas. Nuestra respuesta colectiva al cambio climático pende de un hilo. No podemos llevar a cabo una acción climática significativa si la mitad de la población carece de la igualdad de derechos y del acceso a los recursos necesarios para convertirse en agentes del cambio.

Romper los prejuicios

No tiene por qué ser así. En una aldea rural del distrito de Faridpur (Bangladesh), a poca distancia de la capital, Dhaka, una familia eligió la igualdad para el derecho de una hija a tierra.

Monoara Begum es una madre divorciada de dos hijos que abandonó un matrimonio abusivo y, con él, su hogar y el acceso a la tierra para ganarse la vida. En ese momento, su padre tomó la decisión de cederle un terreno familiar para que construyera una casa y otra parcela de tierra cultivable.

La decisión desafió las normas sociales de Bangladesh, que favorecen a los hombres en los derechos sobre la tierra y la herencia. Cuando le preguntaron por su decisión, el padre de Monoara se rió de la idea de que hubiera ido en contra de las costumbres sociales e insistió en que su hija debía tener derecho a la tierra. Fue una decisión inspiradora, y sorprendente en un país donde menos del 5% de la tierra en Bangladesh está en manos de mujeres, a pesar de que éstas constituyen casi 3 de cada 4 de los agricultores del país.

Defensa colectiva de la igualdad de género

En defensa de su tierra (S4HL), la campaña mundial por el derecho de las mujeres a la tierra, trabaja para que haya más historias como la de Monoara. En Bangladesh, S4HL trabaja en la defensa colectiva de los derechos de las mujeres a la tierra, tanto a nivel jurídico como social.

La Coalición S4HL Bangladesh de organizaciones de base dirigidas por mujeres, coordinada por la Asociación para la Reforma Agraria y el Desarrollo (ALRD), trabaja conjuntamente para cambiar el clima jurídico y cultural de modo que más mujeres puedan poseer, acceder y heredar tierras. La Coalición aboga por una política de la tierra que tenga en cuenta las cuestiones de género a nivel nacional y, al mismo tiempo, lleva a cabo actividades para cambiar las normas sociales y los comportamientos en todo el país, con el fin de garantizar que la aplicación de la legislación sobre la tierra esté libre de discriminación de género.

Combinar la acción mundial con la local

Bangladesh es sólo uno de los muchos países donde la discriminación de género es omnipresente cuando se trata de heredar tierras. En todo el mundo, 41 economías impiden que las hijas hereden bienes del mismo modo que los hijos, y 43 diferencian entre cónyuges supervivientes masculinos y femeninos.

La estructura única de Stand for Her Land, que combina la acción mundial con la local, hace que las coaliciones de todo el mundo trabajen en tándem desde sus propios contextos. La Coalición de Tanzania de Stand for Her Land rompe las barreras a la justicia para que más mujeres puedan defender sus derechos legales a la tierra.

Stand for Her Land Tanzania unió fuerzas con Sheria Kiganjani ("Law On Your Palm") para crear un segmento de aplicaciones móviles que ofrezca servicios jurídicos directos desde un teléfono móvil. Gracias a este uso innovador de la tecnología, más mujeres de zonas rurales pueden conocer y defender sus derechos sobre la tierra y la herencia, impulsando la igualdad de género desde la base.

Un futuro sostenible gracias al liderazgo de las mujeres

El cambio climático, los conflictos y la inseguridad alimentaria se ciernen sobre un mundo en el que persiste la desigualdad de género. Con el liderazgo igualitario de las mujeres, con hombres y mujeres sirviéndose mutuamente como aliados para un mundo justo y sostenible, el futuro es mucho más esperanzador. La igualdad de derechos de sucesión es un camino hacia la consecución de este futuro equitativo y esperanzador; se asocia positivamente con mayores niveles de iniciativa empresarial femenina y puede conducir al empoderamiento económico. Y la igualdad de derechos de sucesión es una cuestión de justicia de género.

Hemos cruzado el ecuador de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus ambiciosos objetivos para acabar con la pobreza y lograr la igualdad de derechos para las mujeres y las niñas. En el marco del Foro de Igualdad de Generación, la comunidad mundial ha hecho un compromiso para acelerar la igualdad de género, lo que incluye garantizar los derechos de las mujeres a la tierra y a la herencia. Es hora de que los gobiernos, los socios para el desarrollo y la sociedad civil realicen la inversión necesaria en los derechos de las mujeres a la tierra como base equitativa para un futuro sostenible.

No necesitamos esperar 300 años más. Podemos lograr un cambio transformador ahora.

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